¿Hasta qué punto el sistema- ciegos y variables grupos de prácticas de ser que se expresan entidad- ha logrado estructurar una nueva manera de humanizar? ¿Una inédita manera de considerarse “hombre”, en donde lo que se pensaba como característico de la condición humana quedara por completo difuminado, para dar paso a un paradigma no confesado y emergente? ¿Cuál sería la perspectiva de esta nueva humanidad en alborada?
Viernes Negro
El famoso “Black Friday” o Viernes Negro, es el día que inicia oficialmente la temporada de compras navideñas en los Estados Unidos. Pero el Black Friday de este año, el 28 de noviembre, literalmente se enlutó al sucederse una lamentable tragedia en la ciudad de New York en una de las tiendas de la franquicia Wall Mart ubicada en Valley Stream. En cuanto se preparaba la apertura del citado almacén, la tradicional turba de compradores voraces se arremolino en la entrada. Para cuando las puertas se abrieron, la muchedumbre de abalanzó irracionalmente hacia el interior del establecimiento, como una avalancha humana, entre empujones, golpes e insultos. Tal fue el empuje embrutecido de la masa de compradores que a su paso arrollaron a un empleado de la tienda, de nombre Jdimytai Damour, que a consecuencia de la violencia de la turba murió a sus 34 años, justo en ese lugar. Jdimytai Damour, quien era trabajador temporal de Wall Mart, fue el que menos suerte tuvo de entre todos los empleados del lugar, quienes empavorecidos, lucharon por escapar ante la corriente enfebrecida de compradores.
El amanecer de los muertos
Justamente, este penoso suceso nos trae a la mente evocaciones de aquella gran obra de cine “gore” dirigida por George Romero, Dawn of the Dead (1978), y que luego fuera brillantemente actualizada en 2004 por Zack Snyder. En la historia original de Romero en la que se basan estas cintas, se nos cuenta como una epidemia aterradora a transformado en muertos vivientes a multitudes de ciudadanos, quienes ahora deambulan fieramente por entre los pulcros pasillos de un enorme y lujoso centro comercial para devorar a unos pocos sobrevivientes que allí se han refugiado. Antológicas fueron las tomas de negra ironía de Romero, en las que los muertos vivientes, ensangrentados y con las fauces húmedas, se comportaban en el centro comercial de la misma manera a como lo hacían cuando estaban vivos y eran humanos. Lo que en ese entonces fue una genial exageración hoy, de acuerdo al homicidio de Jdimytai Damour, se ha tornado de un realismo desgarrador: cuando el sistema económico capitalista se derrumba, sus discursos apocalípticos-desesperados han forjado un nuevo tipo de “humanidad”. Aquella que no tiene a la defensa y el respeto por la vida humana, el dolor por el dolor ajeno, su centro generador. Los nuevos humanos, bizarros Empédocles del peor de los futuros posibles, se arrojan ansiosamente, atropellándose como bestias, al cráter de su propia perdición. El sistema se devora a sí mismo para persistir. Es el tiempo del amanecer de los muertos.