El Secretario del Tesoro de los Estrados Unidos, Henry M. Paulson Jr, aseguró recientemente que el programa de rescate financiero impulsado por el gobierno norteamericano, que incluye un paquete de fondos de $700 billones de dólares, no sería utilizado para adquirir valores en apuros como originalmente se había planeado.
En lugar de esto, Paulson afirmó que el apoyo a los mercados financieros estará orientado a dar soporte a las carteras vencidas de crédito, en aras de brindar mayor estabilidad a las instituciones bancarias para que puedan lograr estabilidad y comportamientos normales en sus operaciones.
Paulson asegura que, desde su perspectiva, se han tomado las medidas necesarias para prevenir un mal mayor a nivel global, y que el comportamiento de las transacciones de valores recientes han mostrado ya signos de una mejoría ligera pero firme.
Lo anterior ha sucedido en el marco del arribo a los Estados Unidos de Joaquín Almunia, Comisionado de Asuntos Económicos y Monetarios de la Unión Europea para celebrar este fin de semana una serie de reuniones de altos mandos financieros internacionales a fin de planear nuevas estrategias conjuntas y para hallar diversas soluciones a esta catástrofe económica de niveles nunca antes vistos.
A juicio de Almunia los bancos se muestran desconfiados de la situación inestable que prevalece en los mercados de operaciones y los movimientos de inversión. Precisamente uno de sus planteamientos que pondrá a juicio de los demás funcionarios de los distintos países concurrentes a la cumbre será el llevar a cabo medidas de regulación de fondos generalizadas que sirvan para evitar especulaciones y ventas poco razonables.
Para Almunia las causas de esta ominosa crisis se pueden atribuir a la codicia de ciertos inversionistas, una nefasta especulación, deficientes sistemas de regulación e intermediarios inescrupulosos. Pero también hay que considerar, a juicio del comisionado, que este problema comenzó tiempo atrás, con las administraciones de Reagan en los EE UU y de Margaret Thatcher en el Reino Unido, quienes favorecieron un ambiente de progresiva permisividad descontrolada en las operaciones financieras mundiales que hoy se está pagando muy caro. Otra fuente del problema es la desigualdad enorme que prevalece en la economía global, que se refleja por ejemplo en el gigantesco déficit por cuenta corriente de la nación norteamericana.
Esos cuatro elementos están en el origen. Pero hay que mirar también a las causas, que tienen una base ideológica. La desregulación empezó con Reagan y Thatcher y ha acabado ahora. No hay que olvidar otro factor que también hay que eliminar: la existencia de grandes desequilibrios en la economía mundial, como el enorme déficit por cuenta corriente de EE UU