Leonardo Písano, también conocido como Leonardo Fibonacci porque era hijo de Bonaccio, que es la que significa Fibonacci “el hijo de Bonaccio”. Vivió en Pisa (Italia) entre el 1175 y el 1240 y, se dedicó al estudio de las matemáticas en las que destacó bastante. Pero su principal aportación y por lo que lo conocemos hoy en día es por la sucesión de números que creó: La Secuencia de Fibonacci.
Al intentar describir el crecimiento de una población en la que los individuos tenían dos hijos en su vida llegó a esta secuencia. Concretamente su fórmula es fn = f (n-1) + f (n-2) ; es decir 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34… son cada uno de los Números de Fibonacci que forman la secuencia y son resultado de sumar a cada elemento sus dos anteriores en una serie que es infinita.
Pero lo más interesante y, por lo que realmente es conocido, es la increíble cantidad de veces que podemos encontrar estos números en la natulraleza y que tantas veces hemos visto en películas o leido en libros como “El Código Da Vinci”.
Está presente en casi cualquier parte de nuestro alrededor, por ejemplo la flor del girasol tiene 21 espirales en una dirección y 34 en otra, 21 y 34 son números fibonacci consecutivos. La proporción que hay entre las espirales de una piña, la estructura de los caparazones espirales, ciertas proporciones de la anatomía humana como en las falanges de los dedos, estructuras en el reino animal y vegetal o, incluso en arquitectura o poesía (“La Eneida” de Virgilio), la forma que en que las abejas colocan los paneles de una colmena, la secuencia genealógica de los zánganos, las trayectorias de salida de un rayo de luz que atraviesa dos láminas de vidrio… En todos estos ejemplos y en muchos más podemos hallar los números de Fibonacci.